Un futuro por Construir

Tras un año más de récords de temperatura y desastres derivados de la emergencia climática que afectan desproporcionadamente a quienes menos tienen, los gobiernos del mundo siguen sin estar a la altura de lo que exige la ciudadanía y la comunidad científica. 

En Europa, la doble amenaza del negacionismo, que niega toda evidencia científica, y el retardismo, que defiende medidas que solo buscan retrasar la lucha contra el cambio climático, derivan en una tendencia peligrosa que contamina las políticas públicas y pone en riesgo los derechos de todas las personas y de nuestro planeta. Este tipo de corrientes perpetúan nuestra dependencia de los combustibles fósiles a pesar de sus devastadoras consecuencias medioambientales, y utilizan el “lavado verde” mientras la crisis climática sigue avanzando. Frente a ambos, la ciencia sigue siendo nuestra guía.

Necesitamos actuar ya para redirigir el rumbo. En un contexto político convulso, marcado por una creciente militarización contraria al clima y al respeto de los Derechos Humanos, la instrumentalización de la crisis del campo contra las políticas ecologistas, unas políticas climáticas cada vez más distantes de las comunidades que habitan los territorios, y las elecciones europeas como telón de fondo, los compromisos de los gobiernos deben ser más ambiciosos para limitar el calentamiento global a 1,5 grados centígrados. 

La emergencia climática no admite prórrogas ni pasos hacia atrás, especialmente en un país mediterráneo como España, muy vulnerable al cambio climático, donde el 75% de nuestro territorio está en peligro de desertificación. Esto está afectando a nuestra salud, a la biodiversidad, a la agricultura, al agua, a las personas; en definitiva, está afectando a nuestra vida. Debemos acabar de forma urgente con el uso de combustibles fósiles. En este sentido, es imprescindible establecer el fin inmediato de las subvenciones a las empresas fósiles; no paguemos con dinero público la contaminación de nuestro planeta. 

Necesitamos una transición justa y solidaria, que no deje a nadie atrás y que garantice a las personas un futuro que merezca la pena ser vivido. En consecuencia, exigimos que la financiación de la lucha contra el cambio climático corra a cargo de los países ricos, que son los principales causantes del cambio climático, así como la condonación inmediata de la deuda internacional de los países del Sur Global, deuda que les imposibilita adaptarse a un cambio climático que no han causado y del que se ven inevitablemente afectados. Una transición que nos permita tener ecosistemas sanos, sistemas alimentarios sostenibles y saludables, soberanía alimentaria y energética, ciudades habitables y servicios públicos de calidad. 

Aunque lo que sucede en la Unión Europea pueda resultarnos algo muy lejano, lo ocurrido en estos últimos años ha puesto de manifiesto cómo las políticas que se dictan allí  marcan las políticas nacionales en cuestiones climáticas que impactan directamente en nuestras vidas. Por ello, desde las organizaciones firmantes animamos a toda la ciudadanía europea a reflexionar y a participar en las concentraciones convocadas para el próximo 1 de junio en más de 10 países europeos, para que nuestra voz se escuche por encima de los bulos y el negacionismo.

Demandas

  • Aumentar la ambición climática en la Unión Europea para asegurar una descarbonización que limite el incremento medio de la temperatura global a 1,5ºC.  
  • Eliminar todo tipo de subvención (explícita o encubierta) a la producción y consumo de combustibles fósiles, incluyendo el gas.
  • Aplicación de criterios de justicia internacional, cuantitativos y no cuantitativos, en la financiación de la lucha contra el cambio climático, de forma que ésta corra a cargo de las grandes fortunas y de los países cuyas emisiones han sido y están siendo las grandes causantes del cambio climático.
  • Condonación a los países del Sur Global del montante de la deuda y de sus intereses, y aportación sin cargo de los fondos necesarios para su adaptación al cambio climático.
  • Asegurar la puesta en marcha del Fondo de Pérdidas y Daños y garantizar que los recursos lleguen a las personas que han sido más afectadas por los impactos del cambio climático.
  • Garantizar una transición pacífica basada en el clima, que ponga las personas en el centro, que asegure una buena convivencia y que nos permita tener ecosistemas sanos, soberanía alimentaria y energética, ciudades habitables y servicios públicos de calidad.
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